domingo, 27 de febrero de 2011

Volver a creer.

Sí, aunque cueste un mundo admitirlo, sucesos específicos en mi vida no me han hecho ni cosquillas... o al menos eso creía... a veces me preguntaba si podría estar sufriendo de alguna neuropatía emocional de cierto grado, incluso a conciencia que desde que tengo memoria he sido sensible acerca de los demás, las cosas que pasan en el mundo, en la vida de las personas que quiero, ante las injusticias que no puedo cambiar, entre otras, a veces de manera mortificante si me permiten agregar. Como es de esperarse entonces, debería ser de la misma forma en torno a mis propios asuntos... bueno, ¿qué tal si lo intentas de nuevo?.


La actitud en torno a las cosas que me pasan que deberían de cierta forma modificar mi persona, mi ánimo, mi visión, es mayormente de indiferencia. Claro, todo esto hasta hace poco, ( poco= en mis términos incluye un margen de +/- 5 meses ) que me dí cuenta que un suceso en particular sí había logrado modificar áreas importantes de mi vida, casi como aquellas enfermedades progresivas que logran calar en silencio hasta que la manifestación clínica inicial es todo un espectáculo de luces... o quizás más como aquellas letales y horrendas enfermedades mitocondriales, en las que la defieciencia de alguna enzima afecta y desequilibra todo el metabolismo y el cuerpo, ya que estas pequeñas y microscópicas amigas se extienden por toda la economía.


Me consta que con el descubrimiento es posible iniciar el proceso de curación, sin embargo la sanación depende totalmente de tu voluntad y las ganas que tengas de vencer las dificultades que descubres hoy te agobian. En mi caso, el deterioro ocurrió en una coenzima esencial para el funcionamiento de todas las enzimas de mi cuerpo, sin excepción alguna (  sin intención de ofender o causarle dolores de cabeza a ningún estudiante de medicina, fisiológo o conocedor del tema... ), esta es llamada Amour. Sin ésta todas las funciones de tu cuerpo, tanto fisiológicas, como también el comportamiento y la conciencia, se automatizan a un nivel anómalo; cada circuito se maneja por cuenta propia y terminas sin saber por qué haces las cosas... todo un caos maquillado de algo.


Lo bueno de esta condición es que es reversible en cualquier etapa en que se encuentre, claro que el proceso de sanación no es fácil, pero puede lograrse. El perdón es liberador, y más cuando logras perdonarte a ti mismo, que para los concienzudos es la verdad muy difícil de lograr... pues ya por fin puedo decir que me he perdonado y aunque las consecuencias directas de algo recaigan sobre mi, no puedo pretender que en mis manos se encuentre la potestad para cambiar situaciones que dependen solo de dos personas, sus deseos de ser mejores y aceptarse ( por más impotente que haga sentir a mi espíritu, tendrá que aprender ). Yo soy un individuo aparte y he vuelto a creer que eso que tanto buscamos existe y que lo encontraremos tarde o temprano... y esto también dependerá del empeño que ponga uno en curarse a si mismo, no en buscar remedios y vendajes, sino en mantenerse fuerte, sano y firme en cuerpo, espíritu y corazón, porque es la única manera de continuar sin parecer un zombie entre los vivos.


Así que... hoy mi tratamiento resulta ser efectivo y vuelvo a creer... ♥

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