lunes, 30 de noviembre de 2015

Recuerdos Constructivos.

Dentro de las vastas definiciones de memoria, me inclino hacia aquella que se nos ofrece desde al ámbito de la filosofía -vaya sorpresa poco sorprendente-, que califica la memoria como una de las potencias del alma. Claro que no estoy de acuerdo con todo el embrollo que envuelve la filosofía escolástica, pero me parece bastante atractiva la memoria como una de las fuerzas que nos impulsan, aunque a veces parezca totalmente lo contrario.

Usualmente sentimos los recuerdos como cadenas al pasado, puede que aquí yazca ese repudio inconsciente hacia las memorias y esa incapacidad de filtrar en base a etiquetas de BUENO o MALO, esas que tanto disfrutamos colocar en todo a nuestro paso. 

Yo he logrado hacer las pases con aquellos cortometrajes que se proyectan sin permiso y cuando menos se esperan; una tregua con aquellas imágenes, sonidos, olores, sensaciones, que se cuelan a través de los filtros desgastados del consciente y esos inexistentes del inconsciente. Me enfoco en lo impresionante de nuestras funciones cerebrales, y cómo luchar contra la memoria si se ha tatuado en casi todas las esquinas de ese órgano vital al que tenemos tan reguardado en su propia bóveda. 

La realidad que poco aceptamos es que las memorias nos brindan oportunidades de crecer. En el mejor de los casos, las memorias son la respuesta a todas esas veces que hemos deseado detener el tiempo, hacer un segundo eterno, y como simple mortales nos entendemos incapaces.  

Revivir un punto en nuestro trazo de vida no nos permite cambiar nada de lo ocurrido en ese preciso momento, pero nos brinda la ocasión de paralizar el reloj y reflexionar, disecar un hecho que quizás nos llevaría a entendernos un poquito mejor... con la falta que nos hace a veces quebrar un poquito esa cubierta complicada que nos recubre.

Dentro de las que creo interrogantes más comunes al revivir un instante, están las razones detrás de una acción y, de paso, la realidad de lo ocurrido contra la mejor versión de nosotros mismos -a personal favorite-; más que satisfactorio cuando ambos escenarios coinciden, siendo precisamente la idea de crecer en lo personal, lograr esa paridad con nuestro super-yo

Aclaro, no vivamos en el universo paralelo de nuestras memorias, no es el punto. Me inspiró la posibilidad de perfeccionarnos utilizando esos momentos en que no podemos evitar recordar. 

Como siempre, inconclusa, cierro esta entrada.