domingo, 26 de enero de 2014

No es Competencia.

La carrera de la vida difiere grandemente de todo tipo de competición denominada carrera. 

Hemos escuchado miles de comparaciones asociadas a la vida; la vida es como un juego, la vida es como una montaña rusa, la vida es como una caja de chocolates, etcétera. En esta ocasión me uniré a unos tantos y también utilizaré un símil para ampliar una idea, la vida es como una carrera. 

Existen varias definiciones aceptables para el término carrera, sin embargo me parece que ninguna aplica cuando intenta incluirse la vida en esta ecuación. No se trata de velocidad, no se trata de prosperar socialmente, y definitivamente no se trata de una competencia. 

El propósito de la carrera de la vida no es el llegar primero, no es premiar a quien corra más rápido, no es para demostrar superioridad o destrezas -- y es que en realidad no hay manera de medir estas variables cuando la meta es diferente para cada corredor. La única carrera justa y capaz de tener lugar, es aquella que inicias contra ti mismo. Sólo tú conoces tus metas y sólo tú puedes idear los mil caminos para llegar a ellas.

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