miércoles, 2 de enero de 2013

La persona X.


Todos somos desconocidos, aunque sea por un segundo, hasta que decidimos romper la barrera invisible que nos separa como individuos. 

Todo ser está dotado de una esencia única que nos diferencia de los demás, pero que nos hace parte del mundo y de una comunidad no limitada por fronteras. En una sociedad como la que vivimos hoy en día, ser extraños es en realidad un mecanismo de defensa. Tenemos que tratarnos como extraños porque es difícil y peligroso regalar trozos de confianza a cualquiera, porque existe la maldad, porque el mundo ya no es seguro.

Dicho y aceptado esto como verdad absoluta, hay que disputar esas excepciones que existen para toda regla. Hay espacios en donde todas estas barreras se rompen y no es posible ser más tan extraños: en las adversidades y en el delicado espacio de la Medicina. 

Este escrito va dedicado a todos los que trabajan en el ámbito médico, en el campo del cuidado ajeno, a todo el que está vivo y tiene contacto con otros seres humanos. Ningún ser humano puede conservar su calidad de extraño cuando está necesitado; ningún ser humano puede conservar su calidad de extraño cuando alguien lo necesita.  

Se hace difícil ignorar a quien necesita de ti, aún así parecemos hacerlo todo el tiempo, parece no afectarnos. 

En el caso de un médico interno, que trabaja arduamente en un ambiente inadecuado, el cual paga para hacer lo que hace -que a diferencia de los residentes, se fajan de gratis-, es fácil olvidar su propósito fundamental, que definitivamente no es salir del paso cuando se encuentra frente a un paciente. En el gran escenario de la vida, es mejor actuar de corazón y hacer las cosas bien, es mejor adentrarte en tu rol de humano antes que fingir estar fuera de la obra. El propósito fundamental es el de dar lo mejor de sí para ayudar a quien lo necesita, para devolver el bienestar a quien busca mejorar. Las personas no son personas X, no son extraños de los cuales no nos interesa conocer. Y no es que nazcan mejores amigos cada milésima de segundo, es simplemente que se vea al ser humano como eso, como un ser, no como un problema que debemos resolver... no deshumanizar un individuo. 

Cada vez que haces algo solo por salir del paso, ya sea porque estás cansado, porque sientes que no serás adecuadamente remunerado, porque dices que no vale la pena o simplemente porque no te parece lo suficientemente importante... Te restas valor a ti mismo, te restas respeto a ti y a tu oficio. Es mejor sumarse, es mejor dejar de si un poco en cada cosa que se haga, porque todo lo que haces es tu creación, sin importar lo pequeño que parezca. No hagas de nadie una persona X, no hagas de ti una persona X. 

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